martes, 30 de septiembre de 2014

UN CADÁVER EN LA PLAYA

 
 
                 El inspector Riofrío tragó saliva asombrado. En sus largos años de experiencia pocas veces había visto tanto ensañamiento con una víctima. Los restos estaban esparcidos por la playa y el cadáver estaba parcialmente desmembrado, como si se hubiese tratado de algún tipo de rito macabro. "Otro que no llega a Navidad"- pensó. Su ayudante se acercó haciendo una especie de visera con la mano para evitar ser deslumbrado por el sol. Era un tipo muy eficiente y Riofrío, que lo conocía bien, sabía que debía traer alguna novedad suculenta.
 
- ¿Qué novedades hay Peláez? ¿Se sabe el nombre de la víctima?
- Pues si -contestó Peláez, sacando su libreta de notas verde-. Se trata del señor Centollo, natural de Panxón. Se le vio por última vez esta mañana, cerca del muelle, según acreditan unas nécoras que estaban tomando el fresco.
- ¿Se sabe si tenía enemigos?
- Por lo visto -aunque esto es extraoficial-, ayer se le vio discutiendo acaloradamente con unos camarones, pero no lo tengo confirmado.

 

- Alguien tiene que haber visto algo- comentó Riofrío con impaciencia.
- Bueno, parece que hay un testigo ocular pero no quiere verse involucrado.
- Y eso, ¿por qué?
- Al parecer le buscan los de "la protectora" para encerrarlo. Un caso de "can de palleiro" de libro. Le he dicho que no nos interesan esos asuntos, pero lo único que he conseguido sonsacarle es que el asesino dejó sus huellas. Me ha señalado el sitio con bastante exactitud.



 
- Bien. Algo es algo. Ya tenemos por donde empezar. Estas huellas me son familiares. ¿Dónde las habré visto antes?- se preguntó Riofrío fijándose más de cerca en el grupo de huellas.
 
 
 
- Pueden ser de cualquiera. Hay muchos sospechosos con estas huellas- dijo mirando a su alrededor, donde una colonia de gaviotas estaban sesteando tan tranquilas.
- Debemos empezar a peinar la zona sin levantar sospechas-. Peláez se dirigió hacia ellas, pero Riofrío lo detuvo.
 
 
 
 
- Es curioso que el asesino haya huido a pie cuando podría haberlo hecho volando- comentó pensativo.- Quizás el señor Centollo se defendió y le hirió en un ala- puntualizó Riofrío.
- Es una buena teoría, inspector. Así que estará asilada del grupo, intentando curar las heridas. Pero, ¿cómo demostramos que es el asesino?



- Habrá que abrirle el buche y ver lo que ha comido las últimas horas. Si encontramos centollo, ya le tenemos.
- Pero inspector, ¿cómo vamos a abrirle el buche? Ningún juez nos firmará la orden.
- Déjemelo a mi Peláez, déjemelo a mi...

jueves, 25 de septiembre de 2014

RECICLAJE ENXEBRE

         Ingeniosos, vanguardistas, prácticos, ahorradores. Así se puede definir a un gallego de pura cepa. Sin saber bien si subimos o bajamos, hemos llegado antes que nadie a todas partes. Para nosotros todo "depende". Y no es indecisión, no; es capacidad de adaptación. Nos gusta el gris, como los días lluviosos, con todos sus matices. Ni solo blanco ni solo negro. Así que, ¿lo de la foto es un somier? Depende. Lo que antes era un somier, ahora es un cierre de finca para evitar que entre el jabalí y nos levante la cosecha de patatas. Necesidades del minifundio y agudización del ingenio. Para que no queden dudas: el reciclaje lo inventamos los gallegos.
 

 

 
 
 

martes, 23 de septiembre de 2014

CASAS DE AQUÍ Y DE ALLÁ

                     Hubo un tiempo, no muy lejano, en que alguien la diseñó, proyectó y, finalmente, construyó. El año que figura en la chimenea es 1.936. Mantiene el encanto decadente de lo que antes brilló con luz propia y hoy no es más que una sombra. La verja oxidada, la pintura sin color, el hórreo vacío, una gran chimenea, unas tejas gastadas y un balcón de piedra gris en el que se adivina un verdín que no llega a verse. Familias que han vivido en ella, gente con su historia, risas, llantos, novedades del pueblo, bullicio y, al final, soledad del que la habitó y luego de la casa. 


lunes, 22 de septiembre de 2014

OCURRENCIAS GASTRONÓMICAS: AKELARRE

             
                       Cumplir años puede ser una excusa para casi cualquier cosa. Si la cifra es redonda, para más señas, el homenaje gastronómico está plenamente justificado. La célebre frase de "la vida es demasiado corta para comer y beber mal" puede ser un leitmotiv y un aliciente para hacer una ruta por la variada gastronomía de nuestro país. Uno de nuestros colaboradores decidió celebrar su esperado cumpleaños dándose un suculento capricho: comer en el Akelarre. Nos ha traído las pruebas gráficas para que los que no hemos podido disfrutar con el gusto, al menos podamos hacerlo con la vista.



       AKELARRE

            San Sebastián ha sido uno de los destinos turísticos favoritos de la burguesía desde que, a finales del siglo XIX, la reina regente María Cristina traslada la corte en verano al palacio de Miramar, situado frente a la bahía de La Concha. Actualmente, se ha convertido en uno de los destinos gastronómicos por excelencia, ya que en ella se encuentran tres de los siete restaurantes con tres estrellas Michelin que hay en España. Uno de ellos es el Akelarre del chef Pedro Subijana y su equipo, ubicado en el Monte Igueldo.
 
 
            
                      


Entrante: "JARDÍN MARINO" que consta de hoja de ostra con dos esferificaciones de txacoli rosado, mejillón que se come con su cáscara, esponja de erizos de mar, piedras de playa (en verde) y coral de alga codium. Todo ellos sobre arena de gambas a modo de arena de mar con un surco de rastrillo.

                                                    

Ensalada de  bogavante al vinagre de sidra.
 
 
 
Carpaccio de pasta, piquillo e ibérico con setas y parmesano
 
 

Salmonete integral con "fusilli" de salsas.




Trinchado de buey, pastel de rabo, patatas y pimientos.
(Los pimientos son la especie de hojas color rojo que están de pie, en el cuenco de atrás).
 



Postre: tarta de manzana.
La cobertura con letras que parece un periódico, también es comestible y si, sabe a manzana.





¡Gin Tonic en plato!
 

        

MARY QUINTERO: UNA PIONERA DE LA FOTOGRAFÍA


 
                           Con un padre fotógrafo y una madre pintora, lo natural es que Mary Quintero (Melide, 9 de noviembre de 1.931) tuviese alma de artista. Desde muy pequeña se interesó por la pintura, y aprendió el dominio de las luces y las sombras en la fotografía de la mano de su padre. En su estudio tenían una galería con techo y un lateral acristalados por donde la entrada de la luz estaba regulada mediante unos cortinones. Sus padres los colocaban estratégicamente para conseguir los efectos deseados, y el día que llovía y estaba oscuro, no se sacaban fotos. Fue pionera y precoz en todo su quehacer profesional: primera exposición fotográfica a los quince años, primera mujer fotógrafa especialista en retratos de España y, probablemente, la primera con estudio propio. Según cuenta, antes había otras, pero eran más bien ayudantes de sus maridos, que eran los fotógrafos. Ellas eran las que colocaban a los que iban a retratarse y hacían otros trabajos por el estilo. Les llama “el batallón de las sombras”, porque nunca figuró su nombre. A los quince años su padre la envió a Madrid a aprender “retoque fotográfico” con un fotógrafo amigo suyo y fue la primera que realizó la técnica con colores transparentes, con lo que las fotos parecían de color y no pintadas. Por su estudio situado en la calle Urzáiz han pasado casi todos los niños de Vigo. ¿Quién no tiene un retrato hecho por Mary Quintero de su más tierna infancia, o con motivo del día de la Palma y del traje que se estrenaba en dicha fecha, o por la Primera Comunión? También han posado políticos, banqueros, empresarios, y miles de hombres y mujeres anónimos de Vigo y de todas partes del mundo.
-         P: En estos momentos en que la técnica de sacar una foto y darle unos retoques está al alcance de todos, ¿qué diferencias  puede haber con un retrato hecho por un profesional?
-         R: La técnica no es arte, pero el que está detrás del objetivo puede ser un artista. No ve lo mismo una persona que otra, y además, está la luz que le pones, saber cual es el lado bueno, qué destacar, qué ocultar, disimular o potenciar…
-         P: ¿Cómo se trabajaba cuando empezó en esta profesión?
-         R: Antes éramos artesanos porque hacíamos los productos, los reveladores, el fijador… Las sepias las hacía con una fórmula de mi padre.
 
-         P: Usted que ha sido especialista en retratos de niños, ¿qué diferencias hay con fotografiar adultos?
-         R: Para los niños buscaba que saliesen divertidos, ya que siempre son naturales; no saben fingir. Para las chicas, intentaba que resultasen estilosas, modernas… Que fuese un retrato un poco atemporal, por lo que en la ropa les recomendaba evitar los estampados, o cualquier cosa que distrajese de cara, cuerpo y manos. En cuanto a los hombres, buscaba la personalidad pero no la belleza. Con las canas ganan mucha personalidad; yo les recomiendo que no se tiñan.
-         P: ¿Cómo podemos diferenciar lo que es un buen retrato de uno que no lo es?
-         R: Un buen retrato tiene que reflejar la personalidad del que se fotografía. Por ejemplo, en un conocido escultor, le hice unas fotos donde lo que más resaltaba eran las manos callosas y fuertes de trabajar, porque era su rasgo más característico.
-         P: ¿Cómo vivió el paso a la era digital en la fotografía?
-         R: Lo encontré genial porque hay muchísimas más posibilidades y es mucho más sencillo realizarlas. Cuando estaba empezando el cambio fui a Bilbao a un congreso y todos estaban pendientes por oír qué me parecía, pensando que por mi edad estaría en contra. Yo les dije que era el futuro, que no nos podíamos quedar atrás con respecto a nuestros clientes. Es como si ellos fuesen en Mercedes y nosotros nos empeñásemos en seguir yendo en coche de caballos.
-         P: Por último, ¿qué le parece el photoshop que se hacen algunas famosas para aparecer en las portadas de las revistas?
-         R: El photoshop no es algo moderno. Antes también se retocaba, pero eran retoques naturales. Cuando daba cursos de retoque siempre les aconsejaba a mis alumnos: “no les dejéis culito de niño”.
 
 
 
 


viernes, 12 de septiembre de 2014

VÁMONOS A BORA BORA

          Ahora que se está acabando el verano, es posible que muchos ya no nos acordemos de las vacaciones. Desde el primer día en que volvimos, ya nos pareció como si nunca nos hubiésemos ido. ¡Qué frágil es la memoria y qué selectiva! Hoy en Ocurrencias queremos sugerir unas vacaciones de las que nunca se olvidan. ¡Vámonos todos a Bora Bora! ¡Tiremos la casa por la ventana! Como el viaje es demasiado largo y caro, y ya no nos quedan días libres, propongo un recorrido virtual gracias a las fotos que uno de nuestros colaboradores hizo allí este mes de agosto.

           El atolón de Bora Bora pertenece a las Islas de la Sociedad que, a su vez, forman parte de la Polinesia Francesa situada en el Océano Pacífico. Se encuentra a unos doscientos kilómetros al noroeste de Tahití y a unos tres mil kilómetros al sur de Hawai. Su descubrimiento tuvo lugar en el año 1722 y es considerada la isla más bella del mundo por muchos viajeros. Está formada por un volcán extinto, rodeado de una laguna separada del mar por un arrecife de coral.

Vista típica. ¡Parece el Paraíso!.



Al fondo a la derecha se ven los bungalows típicos de Bora Bora.
 
 
Barcos para turistas
 


Los bares y restaurantes tienen arena en el suelo por lo que se puede ir descalzo. Una buena forma de ahorrar en zapatos.

Flor de la Vainilla


Fauna terrestre: típico boraboriense tocando el ukelele para entretener a los turistas.
Fauna marina: pulpo con posibles parientes en las rías gallegas.

¡El azul del agua es impresionante!
Turkesa
 
¡Azulón!


Nuestras puestas de sol no tienen nada que envidiar a las de Bora Bora.