domingo, 30 de noviembre de 2014

RINCONES DE VIGO-1

 
             Todas las ciudades tienen sus "rincones con encanto" y conocer el lugar donde uno vive consiste en saber descubrirlos y mirarlos con ojos nuevos. No hay peor ciego que el que teniendo delante de sus narices la belleza, solo es capaz de ver fealdad. Para los que no conozcáis Vigo o, los que conociéndola, penséis que carece de atractivo excepto por sus playas y el paisaje que le rodea, os dejo estas fotos de la zona de Castrelos y el paseo del río Lagares.
 
 
              El recorrido empieza en la Gran Vía, donde al llegar a la altura del Colegio de las Jesuitinas, cruzaremos la calle y bajaremos por una perpendicular estrecha y mal asfaltada que nos llevará hasta la calle Isaac Día Pardo. A la derecha, nos toparemos con la calle Baixada á Igrexa y, bajándola unos cien metros tenemos el Pazo da Pastora.  
 
Entrada principal con sus escudos a ambos lados.
Escudos a mayor detalle
Escudos a mayor detalle


Lateral derecho del pazo.
                  Siguiendo la estrecha calle que está a su derecha llegamos a una circunvalación que cruzaremos a través de un viaducto y, desde allí, al más famoso parque de Vigo: Castrelos. Atravesado por el río Lagares con sus orillas convertidas en un populoso paseo para personas, canes y bicicletas,  es como nuestro Central Park particular. Su pista de runnig siempre llena de corredores desde antes del amanecer y hasta bastante después de anochecer, sus aparatos para hacer gimnasia ocupados por gente de todas las edades, sus patos a los que todo niño vigués ha alimentado en alguna ocasión  y su auditorio ahora vacío, son algunos de los hechos que reflejan la vida latente en medio de esta centenaria y colorista arboleda.
   
 
 
 
Auditorio al anochecer
       Castrelos alberga además el Pazo Quiñones de León cuyo origen se remonta al siglo XVII. A finales del XIX sus propietarios llevaron a cabo una ambiciosa reforma del edificio y del jardín. Éste consta de seis partes bien delimitadas: un jardín de acceso, una rosaleda, el jardín francés, el jardín inglés (o pradera del té), la solana y el bosque.
 
Entrada al Pazo Quiñones de León
 
Vista trasera del edificio


 
Jardín francés y escudos en el lateral.


 
 

Algunas de las plantas exóticas de Castrelos.

Jardín Inglés


 
La presencia de fuentes es algo frecuente en este pazo.

Árboles centenarios y con mucha historia.

 

 

domingo, 2 de noviembre de 2014

PASEOS EN OTOÑO

                 Salir a caminar sin más límites que la hora de la puesta de sol da una sensación de libertad absoluta. Conocía partes de la ruta por haberlas hecho muchas veces en coche. Sin embargo, ahora iba a hacerlas a pie. Iba a curiosear en todo lo que me topase por el camino: árboles, letreros, maleza, colores del otoño, animales grandes y pequeños. Iba a oler los olores y a dejar que perros desconocidos me oliesen a mi. A hablar con gente que no conocía pese a vivir separados solo por unos pocos kilómetros. A ver casas abandonadas por las personas que un día no muy lejano las habitaron y en las que ahora viven de okupas árboles, maleza y algún que otro bicho.
 
El cartel lo pone bien claro. No todos los caminos conducen, pues, a Roma. Algunos solo conducen a O Monte.
 

Esta casa ya no está abandonada. Ahora viven en ella zarzas, un manzano ( que no se ve), helechos, y otras muchas especies que  no sé identificar.

Ésta pobre no tiene ni maleza dentro.

A ésta solo vienen en verano. Es preciosa así, como semi-abandonada. Una manita de pintura haría maravillas, o quizá le quitaría su encanto y ese aire de misterio que tiene.

Ésta es vecina de la anterior. Los desconchones le dan un aire decrépito, pero parece mantener su orgullo intacto.

No sé  qué tienen que ver las Almas del purgatorio con el maíz, pero ahí está colgado.

Un pazo que no había visto nunca a pesar de pasar por ahí en coche cientos de veces.

Árboles que se tuercen y luego, arrepentidos, se enderezan.

Setas que se creen flores.

Setas que no quieren estar solas y van en comuna.
Capilla en medio del monte.