sábado, 13 de diciembre de 2014

PABLO NERUDA Y SUS CASAS

 
                                     Para mi corazón basta tu pecho,
                                     para tu libertad bastan mis alas.
                                    Desde mi boca llegará hasta el cielo
                                    lo que estaba dormido sobre tu alma.


                  Pablo Neruda, uno de los más grandes poetas de todos los tiempos, nació en Parral (Chile ) en 1904 y falleció en Santiago de Chile en 1973. Recibió, entre otros reconocimientos, el doctorado honoris causa por la universidad de Oxford en 1965 y  el premio Nobel de literatura en 1971.
 
                  Cuando uno viaja a Chile, una de las cosas que no debe perderse es visitar cada una de las tres casas que el poeta poseía en ese país. A través de ellas podremos comprender mejor su poesía, su forma de entender la vida y su peculiar visión del comunismo al que defendía pero, evidentemente, no practicaba de ningún modo. Las tres reflejan su pasión por el mar y por coleccionar diferentes objetos. Actualmente funcionan como museos y están gestionadas por la fundación Neruda.
 
                 La primera de ellas es la Casa de Isla Negra, su favorita y en cuyo jardín reposan sus restos, mirando al mar. Se sitúa en la comuna de El Quisco, en la provincia de San Antonio, al sur de Valparaíso. Neruda se la compró a un capitán de navío español en el año 1939 y está situada al borde del mar. Cada habitación contiene diferentes colecciones: botellas con o sin barcos,  mascarones de proa, mariposas disecadas y miles de conchas de colores y formas increíbles. Con sus techos bajos, sus maderas y la estrechez de los pasillos, parece un barco al que hubiesen dado forma de casa.  
Entrada a la casa.

Neruda y su pasión por el mar: barco en el jardín.

Locomotora en el jardín de Isla Negra
 
Habitación con colección de mascarones de proa

La casa desde otra perspectiva

Bar de la casa. Muy necesario, ya que por los alrededores estaba todo bastante deshabitado.
Tumba de Neruda y su tercera esposa, Matilde Urrutia.
           En Valparaíso, en el cerro Florida, Neruda poseía La Sebastiana. Ésta había sido propiedad también de un español -Sebastián Collado- quien a su  muerte aún no había finalizado su construcción. Sus herederos se la vendieron a Neruda en 1959, quien buscaba una casa que "pareciera flotar en el aire, pero que estuviese bien asentada en la tierra". Posee unas vistas privilegiadas sobre la ciudad y la bahía de Valparaíso, y su forma recuerda a la de un barco con diferentes formas, alturas y colores.
 
La Sebastiana
 
Vistas desde La Sebastiana
 
 
En primer plano el puerto de Valparaíso y, al fondo, la ciudad.
      La tercera casa es La Chascona y está situada en el barrio de Bellavista en la comuna Providencia, en Santiago de Chile. Antes de entrar, desde la calle, parece una construcción poco atractiva. Sin embargo, los restos de Neruda fueron velados en esta casa y en ella vivió Matilde Urrutia hasta su fallecimiento. Un jardín interior selvático, múltiples escaleras por todas partes y, como siempre, todo tipo de objetos de sus colecciones: botellas y cristalería diversa de múltiples formas y colores, vajillas con motivos marinos y, por supuesto, libros y escritos varios.
 
 
Desde la calle no parece gran cosa
 
 
 
Escaleras para trasladarse a través de los diferentes edificios que la componen.
 
 
  Al margen de otras consideraciones, no hay duda de que Neruda era un enamorado de la belleza. La buscaba y la expresaba no solo a través de su poesía, sino también con las casas en las que vivía y en todos aquellos objetos de los que se rodeaba y coleccionaba.
 
 
                                  No es solo seda lo que escribo:
                                  que el verso mío sea vivo
                                  como recuerdo en tierra ajena
                                  para alumbrar la mala suerte
                                  de los que van a la muerte
                                  como la sangre por las venas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario